Bastante tiempo atrás, en “otra vida”, Florencia había conocido al hombre con el que iba a estar toda la vida y estuvo un año. En poco tiempo se conocieron, noviaron y se casaron. Todo era color de rosa, o más menos, hasta que llegó el tercer miembro de la familia, como siempre, sin avisar. Y Florencia conoció la peor cara de su marido. “No decidí ser padre y no voy ser padre” “No vas a decidir vos que yo sea padre”, fueron algunas de las excusas disfrazadas de argumento filosófico que salieron de la boca del hombre de su vida. Efectivamente, en una de las pocas promesas que cumplió, no fue padre. Y, por supuesto, tampoco esposo. Desapareció dejándola con su pequeño “monstruito” en la panza.
Curioso: “hasta que la muerte los separe” les dijeron…y los separó la vida.
No existe un manual para afrontar situaciones límite y cada uno lo hace a su manera. Y la que encontró Florencia fue negarlo. Bien o mal, no se iba a permitir mirar para atrás. Si el padre no quería participar de la vida de su hijo, pues bien: deseo concedido. No participará. Florencia asumió íntegramente su decisión y actuó en consecuencia. Contra la bienintencionada presión de su familia y amigos, no hubo juicio de divorcio ni juicio de alimento. Obviamente, tampoco hubo régimen de visitas ni apellido paterno. Si no participa no participa.
Una curiosa mezcla de honestidad brutal y coherencia inflexible, le permitió a Florencia sobrellevar la situación, tanto en lo económico, como en lo emocional. Desde lo social se manejó de la misma forma; si no le preguntaban no decía nada y si le preguntaban, el padre del chico había desaparecido hace tiempo sin dejar rastros. Y punto. No daba detalles ni lugar para repreguntas. Que la gente haga con su imaginación lo que quiera.
Su única obligación en ese sentido era con su “monstruito”, que ahora era un monstruo con todas las letras, tenía ocho años y se llamaba Adrián. Florencia había decidido contarle la verdad únicamente cuando fuera lo suficientemente maduro como para entenderlo. No desde lo racional, sino desde lo emocional, como dicen todos los padres que quieren evitar hablar sobre situaciones complicadas Nadie sabía bien cuando llegaba esa madurez emocional, pero por alguna extraña razón, todos los padres coinciden en que “todavía no”.
Vivían en casa de sus padres con su mamá, porque su papá había fallecido poco tiempo después del nacimiento de su nieto. La vida tiene esas cosas. Una de cal y una de arena.
La casa era bastante linda. Vieja pero muy grande y cómoda. Y muy bien ubicada. Florencia se había arreglado con un trabajo que parecía bastante estable. Con eso, la jubilación de la madre y la pensión del padre, redondeaban una vida muy aceptable.
Una inofensiva salida a tomar un café con dos amigas un sábado a la tarde tendría un final de día traumático. Eran compañeras de trabajo y, por supuesto, no sabían nada de su historia. Hablaron un rato de sus hijos, chusmearon un poco sobre el trabajo, charlaron sobre algunas frivolidades de la farándula; cuando todavía quedaba pendiente hablar de hombres, una de ellas pidió el diario para mostrarle una publicidad a otra y al agarrarlo vio un pequeño título sobre el pie de la portada que le llamó la atención. Enseguida se los mostró a las demás riéndose sonoramente: “Apareció después de veinte años para reclamar su parte en la herencia de su ex y la Justicia le dio la razón”.
– Ja! Te imaginás? –dijo la amiga rubia
– Si me pasa a mi, me levanto de la tumba y lo mato! –dijo la amiga morocha
– Escuchá lo que dice acá abajo:
“Un hombre que se había separado de hecho hace diecisiete años de su mujer logró cobrar su parte en la sucesión de aquella. Según se informó a éste diario, su pedido prosperó porque nunca hicieron el divorcio, generando así una fuerte polémica en el ambiente judicial…”
– Te juro que me levanto y lo mato – prometía de nuevo la morocha
– Ja, ja…pedimos otro cortadito chicas? – dijo la rubia sin notar que Florencia estaba pálida
Como pudo, Florencia sobrellevó la conversación con las amigas, puso la primer excusa que se le ocurrió para irse y en el primer kiosco compró el diario. Leyó el artículo completo pero no había mucho más que lo anunciado en el título y el copete. Esa noche no durmió. Y la siguiente apenas. Sintió la noticia como un puñal en el corazón. Jamás se le había pasado por la cabeza pensar en eso. Lo último que faltaba es que el padre de Adrián, después de no acordarse nunca de su hijo, viniera a reclamar su parte en la futura sucesión de Florencia. No podía ser. Tenía que ser demasiado desalmado. No se animaría. O sí? Demostró una vez lo que era capaz de hacer y podría hacerlo de nuevo. O podría ser influenciado por su nueva familia. O necesitar plata. Pero también podía mostrar su sesgo humanitario y no presentarse. Tal vez ni se enterara de su futura muerte. Quizás ella viva cien años y él muera antes.
Así pasaba Florencia todo el día, de un extremo a otro. Por momentos, tratando de convencerse de que no pasaría nada y, en consecuencia, de que ella no había sido mala madre. Por momentos temía lo peor: Su hijo resignando su patrimonio y conociendo a su padre en las peores circunstancias. Y todo por culpa de ella, ya en otro mundo sin posibilidad de arreglar nada. Ni siquiera de pedir disculpas. Era demasiado.
Lo peor de todo era revivir la pesadilla. Todo lo que ella pensó que había “enterrado”, olvidado para siempre, había regresado. Misteriosamente, por esas cosas raras del cerebro, ahora recordaba todos los detalles. Cada una de las devastadoras frases del padre de Adrián, el tono, el lugar y el momento en que las había dicho. Hasta recordaba la ropa que tenía puesta su ex esposo. Ex? Estaría bien dicho? No era su marido, pero tampoco había dejado de serlo. Por algo se sentía bastante extraña cada vez que le preguntaban su estado civil y contestaba “separada”, con miedo a que le pidieran precisiones jurídicas y se viera obligada a decir “casada”. “Casada”? Ni sabía donde vivía su ex o no ex marido. Todo era una locura. Y el pobre Adri en el medio.
Ahí se le aclaró el panorama, cuando pensó en su hijo. El problema ya no eran sus dudas existenciales, su estado civil o sus pretextos ante la sociedad. Básicamente, el problema no era ella. El problema era su hijo. Y Florencia no podía condicionar el futuro de Adrián a los vericuetos de su extraña psiquis. Una verdadera madre no actuaba así. Debía poner manos a la obra, asesorarse y tomar cartas en el asunto, sin importar si eso la hacía sufrir o si tenía que recordar etapas nefastas de su vida. O si tenía que avergonzarse de nuevo por la que ya se había avergonzado. O si tenía que reconocer lo estúpida que sentía que había sido. En un segundo vio todo muy claro y tomó la decisión de hacer algo.
Sin tener la menor idea de qué hacer, instintivamente fue a buscar el diario en el que había salido la noticia, que había guardado no sabía para qué pero con la sensación de que podía servirle. Aunque el artículo no agregaba mucho, ahora podía ver algo que el primer día se le había escapado por los nervios: abajo del artículo había dos pequeñas columnas de opinión de dos abogados especialistas, uno a favor de la decisión de la Justicia y otro en contra. Cada uno con sus argumentos. El Dr. Pericles estaba en contra y sostenía, sintéticamente, que la ley no podía aplicarse dejando de lado la realidad. Suficiente para Florencia. Buscó en Internet la página del Colegio de Abogados, se fijó en la guía, llamó y concertó una cita…
– Hola, doctor, encantada. Yo soy Florencia, llamé hace un par de días por el artículo del diario, se acuerda?
– Ah, sí, cómo le va? Tome asiento por favor…
– Gracias
– Qué la trae por acá?
– Un tema muy delicado para mí…estoy un poco nerviosa y no tengo la cabeza muy ordenada, así que discúlpeme si me enrollo un poco…
– No hay problema. Arranque por donde quiera y vamos viendo
– Bueno. Antes de empezar, todo lo que yo le cuente es confidencial, no?
– Por supuesto. Secreto profesional. A menos que me cuente que esté por matar a alguien…
– Je…y no sé, mire…en una de esas…
– Ah, bueno!
– La verdad es que leí en el diario su opinión sobre el caso del hombre que reclamó su parte en la herencia de su ex mujer después de estar separados mucho tiempo y mi caso es exactamente igual. Estoy casada pero separada de hecho hace casi diez años…
– Y le agarró miedo que si le pasa algo a Ud. el muchacho venga a reclamar lo suyo
– Claro. Por eso le decía que estaba nerviosa. Lo último que quisiera es que mi hijo pierda su techo por culpa de ese zángano…uy, perdón
– Ah, tiene un hijo?
– Si. No le conté, perdón. Le dije que estaba desordenada.
– No hay problema, pero…es hijo suyo y de él también?
– Claro, claro. Es mi único hijo…y fue mi único esposo
– Y no tuvieron contacto después por el chico? No le pasa alimentos? No se ven padre e hijo?
– No, no. Mejor le cuento bien desde el principio. Hace casi diez años nos casamos. Era todo color de rosa hasta que quedé embarazada, por supuesto, sin planearlo…
– Mjm…
– …y se borró. No quiso ser padre y desapareció. Así de simple.
– Un amor…
– Y si! Con todo respeto, doctor, pero vio como son los hombres! Son capaces de dirigir el mundo o ir a la guerra pero no pueden cuidar un bebé…
– Je!…Cierto, eh!
– Perdón de nuevo, sin ofender
– No, está bien. Algo en nuestra contra tienen que tener. Para emparejar un poco
– Bue…
– Un chistecito así se relaja un poco. Ahora, dígame, no le reclamó alimentos?
– No. Contra la opinión de todo el mundo, pero si desapareció desapareció. Lo alimenté yo y le puse mi apellido
– Uff…decisión dura, eh!
– Hice lo que sentí. No podía permitir que mi hijo tenga un padre que no lo quería. Además, yo no actué mal. Negarme a abortar no está mal. El que no se portó bien fue él. Nadie puede decir que yo actué mal.
– Está bien, Florencia, no me tiene que dar explicaciones. La mía fue una expresión neutra, no quise decir que estuvo mal…
– Tiene razón, a veces me acelero. Igual me alegro que le parezca bien lo que hice
– No se enoje, pero yo no dije eso. No dije que me pareció mal, pero no dije que me pareció bien…qué se yo! En éstas cosas no hay reglas…
– Pero le parece mal que haya protegido a mi hijo de un padre que es mala persona?
– En realidad Ud. evitó que su hijo conozca al padre, buena o mala persona. Y esa decisión pudo haber sido buena o mala, pero nunca lo sabremos, como nunca saben los padres en general si sus decisiones pudieron haber sido mejores o peores. Es algo con lo que hay que convivir y es importante que Ud. lo tenga claro y no se culpe por eso
– De ninguna manera me voy a culpar. Hay algo peor que un hombre puede hacer cuando tiene un hijo? Hay algo peor que borrarse?
– Si. A veces, quedarse
– Qué dice?
– Mire, por lo que he visto en mi oficina y en mi experiencia de vida, poca o mucha, cuando una persona no quiere a un hijo y se encuentra obligada a convivir con él, puede llegar a causarle daños psíquicos más graves que los que podría haberle causado con su ausencia
– Está sugiriendo que mi marido actuó bien en irse?
– Para nada, Florencia. No me dé vueltas las palabras, que ya parece abogada. De ninguna manera estoy justificando el borrarse. Lo que le digo es que cuando una persona, especialmente un hombre, tiene que vivir con un hijo al que no quiso, que le truncó todos los proyectos de vida, que a veces lo obliga a vivir con una mujer que no quiere, etc., es muy probable que lo maltrate. Que lo culpe de todos sus fracasos y frustaciones. El maltrato puede ser físico o mucho peor. Puede haber violencia verbal, malhumor, tristeza constante o, quizás peor aún, indiferencia absoluta
– No sé muy bien si lo que dice es bueno o malo, pero no me gusta. Para mí no hay peor padre que el hombre que se borra, como mi marido, pero según Ud. no es tan así…no me parece bien. No puedo pensar bien de mi marido ahora
– No se trata de su marido, se trata de su hijo. Por eso lo que le digo es bueno para Ud. porque estoy queriendo transmitirle que la vida de su hijo no fue tan mala como quizás Ud. cree que fue. No estoy justificando a su marido, sino mostrándole que su caso no es el peor. Para evitar aquello de “por qué a mí”. Le reitero y puede creerme porque me dedico a esto: su caso no es el peor ni mucho menos
– La verdad es que nunca lo había visto así, pero voy a necesitar unos días para procesarlo
– Está bien. Volvemos a lo nuestro?
– Si, por favor
– Me imagino que con este cuadro no hubo juicio de divorcio, no?
– Imagina bien
– Y les quedó algún patrimonio en común?
– No, por suerte, pero tengo la casa de mis padres
– Ah, por ahí viene la mano. Eso es importante. Están vivos?
– Sólo mi madre, que vive con nosotros. Mi padre falleció hace unos años y no hicimos la sucesión.
– Tiene hermanos?
– No, soy hija única, así que el día de mañana me queda todo a mí, y por supuesto, quiero que después le quede a Adrián.
– Bueno…
– Por eso la consulta y por eso los nervios. Si me llegara a pasar algo a mí, podría venir mi marido y reclamar?
– En principio sí, pero acá hay otras cuestiones…
– Ay, doctor, por Dios! No me diga eso que me muero! Qué se puede hacer para dejar afuera a ese sinvergüenza?
– De entrada tenemos el plan A, que es el divorcio. Si Ud. no quiere que su marido tenga derecho a heredarla puede divorciarse y él perdería ese derecho…
– Imposible. Ya le dije que no quiero retomar ninguna relación, ni siquiera para hacerle un juicio aunque tenga toda la razón y aunque pueda ganarle. No me interesa pelear con él.
– No necesariamente tiene que pelear. Podría ser un divorcio por las buenas, los dos de acuerdo
– Imposible también. No me va a dar la firma
– Por qué está tan segura?
– Porque lo conozco
– Aunque Ud. pague todo?
– En cualquier caso
– Y si nos comunicamos con él para probar? No perdemos nada.
– No, ya le digo que no le va a dar la firma, así que el divorcio no es una opción
– No lo descarte tan rápido. Tenemos una tercer posibilidad…
– Cuál? Cuántos tipos divorcios hay?
– Le cuento lo más breve posible, para no marearla. Está el divorcio “por las malas”, que es cuando uno le hace juicio al otro culpándolo por la separación. Lamentablemente, nuestra legislación se basa en el concepto de “culpa”, debido a lo cual se trata de demostrar quien causó supuestamente el divorcio, que en mi opinión está muy mal, ya que en general no hay “un” culpable claro, mas allá de casos extremos como el suyo. Este tipo de divorcios, a los que se los suele llamar “contradictorios”, suelen ser muy desgastantes emocionalmente, largos y, por supuesto, caros. La mayoría de los abogados lo desaconsejamos y lo tenemos como última opción. De todos modos, es lo que hay, y el juicio termina con una sentencia en la que el juez o tribunal dice quien es el “culpable” y quien el “inocente”. Enganchándolo con nuestro tema, el culpable pierde derecho a heredar al otro, pero el inocente lo conserva, o sea, puede heredar al culpable, lo que también me parece mal, pero bueno….
– Está bien, pero en mi caso, aunque no tenga duda de que acá la inocente soy yo, no me quiero embarcar en un juicio de ese tipo, como le dije. Además su herencia no me interesa. Perdón que lo corté, qué otra clase de divorcio hay?
– Está el divorcio “por las buenas” que le sugerí recién, en el que los dos firman un escrito conjunto, no se hace ninguna mención a las causas de la separación, es rápido y más barato. Es la situación ideal, pero si Ud. la descarta…
– Totalmente, pero cómo es esa tercera opción que me dice que tenemos?
– El divorcio unilateral basado únicamente en la separación de hecho por tres años o más. Es una opción muy útil para casos como el suyo, en el que no hay contacto con la otra parte, o cuando la otra parte se niega a firmar y no se quiere iniciar un juicio contradictorio, como en su caso. La ley permite que uno solo de los ex esposos, probando que hace por lo menos tres años que no conviven, pida el divorcio. Se prueba más o menos fácil, con cambios de domicilio en el DNI, nuevo contrato de alquiler, cambio de domicilio en las facturas, resúmenes, cuentas, etc. Testigos también.
– Por qué tres años?
– Porque nuestra ley sólo permite el divorcio después de tres años del casamiento…Otra locura
– Tiene razón!!! Hora me acuerdo que al poco tiempo de nuestra pelea nuestros padres quisieron intermediar para que nos divorciemos y no pudimos porque no habían pasado los tres años. Después se enfrió todo, como siempre…Mire de lo que me había olvidado!
– Ahí tiene!…una locura. La ley nos dice cuando nos podemos divorciar y cuando no. Si tuviéramos libertad real, y por lo que me acaba de contar, Ud. ya tendría el problema resuelto
– Y sí
– En su caso es viable porque está separada hace mucho más de tres años y seguramente tiene pruebas…
– Si, pero si yo inicio éste juicio que sugiere Ud., él se entera?
– Por supuesto, es su derecho a defensa. La Justicia tiene que escuchar su campana y él tiene derecho a presentarse y decir lo que le parezca.
– Y qué podría decir éste descarado?
– Podría negar la separación, que sería casi absurdo, o podría negar que pasaron los tres años, que también sería absurdo y en cualquier caso están las pruebas. También podría pretender demostrar que él fue inocente para conservar su derecho a heredarla, como le contaba hoy, pero en su caso lo veo difícil. De acuerdo a lo que Ud. me contó, no está en situación de culparla del divorcio. Distinta es la situación de él, ya que si le iniciara a Ud. un divorcio como éste, Ud. podría demostrar su culpabilidad por no haberse responsabilizado de su hijo. Depende siempre de cada situación.
– Todo muy lindo, doctor, pero como le dije hoy, no quiere tener ningún contacto más con ese tipo. De sólo charlar del tema ya me pongo nerviosa, imagínese con un juicio! Quizás a Ud. desde lo legal no le cierre y piense que soy muy cerrada, y hasta que soy una tonta pero…
– No, no…
– …no quiero volver verlo ni a escuchar su voz ni quiero que él sepa nada de nosotros. La sola idea de que pueda enterarse de donde vivo o a qué colegio va a Adrián me desespera y me altera completamente. No quiero ni pensar las mentiras que puede llegar a decir ni el trauma que le puede llegar a generar a mi hijo si lo conoce en el contexto de un juicio. O si me pide régimen de visitas, aunque sea a propósito para molestarme…me muero. No doctor, definitivamente el divorcio no es una opción.
– Muy bien. Como Ud. diga.
– Hoy Ud. dijo que él podía heredarme pero había otras cuestiones. Cómo es la cosa?
– En principio, y después le digo porqué digo “en principio”, su marido hereda sobre la casa de sus padres. Suponiendo que se dé la ley natural de la vida y primero muera su madre, la única heredera es Ud. y si después se muere Ud. el único heredero, hasta ahora, es Adrián
– Por qué “hasta ahora”?
– Porque es el único hijo que tiene. Si el día de mañana tiene otro hijo, obviamente, también hay que contarlo
– Ni loca! Otro no! Después de lo que pasé…
– No es por nada, pero todas las personas que volvieron a tener hijos con nuevas parejas, y a veces veinte años después, dijeron exactamente lo mismo que acaba de decir, y con la misma seguridad
– En mi caso le aseguro que no…nunca más
– Bueno…Sigo entonces: cuando Ud. herede la casa de sus padres, será un patrimonio propio. Acá la palabra “propio” tiene un significado específico que significa que no es ganancial. Una persona casada puede tener dos tipos de patrimonio: ganancial, que es el que compra durante su matrimonio, y propio, que es el que trae de soltero o el que recibe por donación o herencia, incluso durante el matrimonio, como en su caso. Me siguió hasta acá?
– Si
– Bien. Cuando muere uno de los esposo los bienes gananciales se reparten mitad y mitad y los propios en partes iguales entre los hijos y el viudo. En su caso, como tiene sólo un hijo, le tocaría la mitad a cada uno. Si el día de mañana Ud. tuviera otro hijo, y no es por insistir, sino para que se entienda, le tocaría un tercio a cada uno y un tercio a su marido
– O sea que hoy se estaría llevando la mitad!
– Si, pero…
– Es una barbaridad! Quién hace las leyes acá? Están todos locos!? Cómo puede ser?
– Espere, espere. Coincido con Ud. en qué no se debe aplicar la ley desatendiéndose completamente de la realidad, como dije en la nota del diario, pero en su caso la ley le dá la solución, que es el divorcio. No piense que estoy insistiendo porque sus motivos me quedaron muy claros y son totalmente válidos, pero la ley no tiene porque suponer que la gente renuncia a sus derechos por cuestiones emocionales
– Sigue pensando que estoy loca por no divorciarme, no?
– Para nada. Simplemente ví que Ud. se indignó contra las leyes y les echaba la culpa y me pareció justo poner las cosas en su lugar y recordarle que no todas las leyes están mal y que a veces la solución legal está pero por razones no muy racionales, atendibles o no, la gente no las toma. De hecho, le concedo algo…
– Qué, a ver? por fin una…
– …si me guío por los casos que me llegan, las decisiones racionales en cuestiones de familia son la excepción
– No soy la única loca, entonces?
– Pero, la pucha! No quise decir eso. Parece encaprichada en que la estoy criticando. Al revés, lo que le digo es que su decisión, aunque parezca irracional, es aceptable por estar dentro de un contexto de conflicto familiar. Simplemente me permití defender un poco la ley, para que no parezca que todo el sistema está mal, sino que también influye la responsabilidad individual.
– Todo muy lindo, doctor, pero quiero seguir con lo mío. Qué otras cuestiones dice Ud. que hay? Por qué dijo “en principio”?
– Porque hilando más fino, podría darse el caso de que si su marido se presenta a pedir su parte, su hijo le quiera dar pelea, y acá la cosa está complicada porque hay distintas interpretaciones
– Como siempre! Las dos bibliotecas
– No siempre, a veces hay dos bibliotecas, a veces hay tres, pero la mayoría de las veces hay una sola. No todo es interpretable siempre.
– Bueno, bueno; en nuestro caso?
– Por un lado la ley es clara en que el esposo inocente, retomando la idea de “culpa” que comentamos hoy, tiene derecho a heredar al otro. En lo que hay una discusión es respecto a quien es el qué tiene qué probar qué cosa. Para que se entienda, y aplicándolo a su caso: para algunos, si su marido se presenta y quiere cobrar su parte, tiene que demostrar que él es inocente y en consecuencia Ud., que ya está muerta, fue la culpable del divorcio. Los que piensan esto argumentan qué es una cuestión de equidad, precisamente para evitar casos como el del diario, además de que consideran que sería demasiado riguroso lo contrario, es decir, pedirle al heredero, en éste caso Adrián, que demuestre que Ud. fue inocente
– Y lógico! …qué otra interpretación puede haber?
– Justamente la contraria, la de quienes dicen que es el heredero, en éste caso Adrián, el que debe demostrar que su marido fue el culpable. Los que piensan así aceptan las dificultades que puede haber con la prueba, pero sostiene que sería demasiado riguroso pedirle al viudo que demuestre que fue inocente del divorcio, para lo cual tendría que haber guardado prueba de su buena conducta
– Con el mismo argumento dicen lo contrario! Cómo pueden pensar eso! Es un disparate!
– Sería un disparate en su caso. Hay otros casos exactamente al revés. Por eso la cosa es tan complicada
– Mm…
– Incluso habría una tercer posición, como para evitar discusiones, según la cual alcanzaría con probar la separación de hecho por tres años o más, sin entrar en el tema de la culpa, y de esa manera no habría derecho a heredar. Para los que piensan así, en su caso le alcanzaría a Adrián probar esa separación entre Ud. y su marido para que éste no herede.
– Es un lío bárbaro! Depende de qué juez le toque, se queda con toda la casa o con la mitad
– Exactamente
– Pero la ley no contempla aunque se las situaciones “gruesas”? Yo no pido que considere cada detalle, pero no es lo mismo el que se separó hace poco que el que se separó hace mucho, formó familia, tuvo nuevos hijos, etc. La ley no hace diferencia ni siquiera en eso?
– Ahhh….muy bien!…Tiene razón! No lo había pensado, pero puede que haya algo, eh…Me parece recordar que…espere un cachito que me fijo
– Espero
– Acá está. Tiene razón: la persona pierde el derecho a heredar si comete injurias graves contra el otro o si vive en concubinato. Su marido vive con otra mujer?
– Ahora no sé, pero vivió seguro porque me enteré hace un tiempo que tuvo dos hijos y todo
– Ah, muy bien! Ya tenemos algo, pero…
– Sí?! Qué alegría, doctor! Mi marido no hereda, entonces?
– Espere, vamos por partes. Ya tenemos la información pero falta la prueba de esa información. Y aún en ese caso, le recuerdo que quien la tiene que hacer valer es su hijo en su sucesión frente a una eventual presentación de su marido.
– Ahh…y dígame, tengo forma de saber si mi marido se va a presentar seguro? Cómo es eso? Se entera sí o sí de la sucesión?
– Depende. La cosa es así: después que Ud. deje éste mundo su hijo inicia su sucesión, en la que tiene que informar todos herederos de que tenga conocimiento, y de ser posible, sus domicilios, así que tenemos el primer punto…hasta dónde va a saber su hijo?
– Yo le pienso contar todo, más adelante, por supuesto, cuando esté emocionalmente maduro. Lógicamente le voy a dar la identidad del padre, ya que si quiere conocerlo ya es su decisión. Pero el domicilio no lo sé…
– No importa. Como nadie puede dar información que no tiene, su hijo va a cumplir su obligación informando la identidad de su marido y a partir de ahí la Justicia va a ordenar notificarlo para que se presente. Si no se tiene el domicilio trata de averiguarlo pidiendo informes a la justicia electoral, la policía, etc. Si tampoco se lo ubica, se publican edictos en el diario. Cualquiera sea la forma en que se lo notifique, tiene treinta días para presentarse
– Y si no se presenta?
– Sigue la sucesión y se declara único heredero a su hijo. Sería la hipótesis más optimista, no?
– Si claro. Una duda: si se da la hipótesis pesimista y mi marido se presenta, puede no decir que estuvo en concubinato?
– Puede hacerlo y va a hacerlo
– Pero eso está mal! No se supone que a la justicia se le tiene que decir la verdad?
– Se supone, pero en los escritos judiciales no hay obligación de decir la verdad y en este caso, obviamente, su marido no va a decir nada para poder cobrar
– Entonces mi hijo necesita la información sí o sí!
– Más que la información, las pruebas, que hasta ahora no sé bien cuáles son.
– Yo tampoco, pero de todos modos no me preocupa porque los datos que tengo son pocos y están un poco sueltos porque yo no sabía todo esto y no me ocupé. Si me pongo en campaña sé que puedo averiguar más cosas. Hoy la contaba que me dijeron que tuvo dos hijos y bastante seguidos, lo que creo que puede ser prueba del concubinato, no?
– Es un indicio bastante fuerte. Si fueron seguidos y con la misma mujer se puede deducir que vivieron juntos. De todos modos, si hay más pruebas mejor.
– Hasta donde me contaron, y ya le digo que no indagué, él vivió unos años en un edificio, así que podría haber algún testigo. Además una amiga me dijo que vio en Internet una foto de él con toda la familia en lo que parecía ser un cumpleaños.
– Veo que tan desconectada no está entonces
– Si, si. Pero el mundo es un pañuelo vio?. Y a la gente le gusta chusmear, lo que en éste caso me beneficia. A la amiga que me contó lo de Internet la paré en seco para que no me cuente más, pero puedo llamarla para ver que más sabe
– No va a entender nada
– Ja…cierto, pero primero lo primero. Entonces le parece bien si averiguo los nombres de sus dos hijos, el nombre y apellido de su mujer, el edificio en el que vivieron y guardo alguna foto familiar de Internet?
– Está bastante bien; me genera dudas la foto de Internet, porque pueden pensar que se violó el derecho a la intimidad y no contarla como prueba, pero Ud. téngala por las dudas
– Bueno. Otra pregunta, Ud. dijo hoy que servían los testigos también…pueden declarar la mujer y los hijos?
– Los hijos seguro que no y la mujer no sé al no estar casados, ya que la ley habla sólo de cónyuge, pero tiendo a pensar en que no la van a dejar declarar por asemejarla a la esposa. Son prohibiciones que apuntan a resguardar la armonía familiar. Personalmente no estoy para nada de acuerdo porque se desplaza la verdad por intereses puramente individuales, pero así está la cosa…
– Si pero acá el juicio sería con otro hijo de él, que también es su familia
– Buen punto. Es un argumento para plantear pero no puedo darle seguridad
– Otra duda más, se puede?
– Qué caro le va a salir esto! Déle, no más
– Je…si él se separa después, puede decir que ya no vive en concubinato y cobrar igual
– No. Si bien la ley no dice nada al respecto, no puede porque el fundamento de la prohibición es que el interesado formó nueva familia, mas allá de lo que pase después. Por otro lado, sería absurdo concederle o no la herencia dependiendo de que siga conviviendo o no. Qué pasaría si durante el juicio se separa? Al principio tenía derecho y después no? Y si vuelve a formar pareja? Otra vez cambiamos? Además, si la herencia es atractiva, hasta podría simular una separación hasta que cobre. Por eso no hay problema, quédese tranquila.
– Ah, bueno
– Es más, si se llegara a separar ahí sí que no creo que hubiera problemas en llamar a declarar a la ex concubina
– Ah, claro
– Para ir cerrando, entonces lo único que le queda es conseguir esa información y la prueba, y pensar en alguien a quien confiársela
– Eso no hay problema, tengo una amiga de toda la vida, que es la única que sabe todo. Además de mi mamá por supuesto. Pero no quisiera terminar acá, y después me dice bien cuanto es, en serio. Me gustaría dejar algo por escrito por cualquier cosa. Si sale mal todo esto que hablamos, quisiera dejarlo lo mejor parado posible. Se puede?
– Sí, se puede mejorar su posición con un testamento. Hay varias opciones, pero en primer lugar, puede dejarle hasta un 20 % más de la propiedad
– Nada más que un 20 %?
– Sí. Lamentablemente nuestra ley es muy restrictiva en eso y espero que en los próximos años la modifiquen permitiendo a la gente disponer libremente de su patrimonio, pero hoy por hoy es así. Habiendo hijos, no puede disponer más que esa quinta parte
– Y cómo quedaría entonces?
– Suponiendo que muera su madre primero, Ud. hereda toda la propiedad por ser heredera única de los dos, tanto ella como su padre ya fallecido. Luego, el día que muera Ud., siempre que no haya vendido la casa y que la situación jurídica se mantenga y sea la misma, de entrada va un 20 % para su hijo, sin discusión alguna. Sobre el otro 80 % se puede dar la disputa que hablamos hace un ratito, pero la mitad de esa parte, es decir, el 40 %, su hijo lo tiene asegurado
– O sea que en el mejor de los casos, todo sale bien y mi hijo se queda con el 100 % y en el peor de los casos, si sale mal, se queda con el 60 % y mi ex marido con el 40 %
– Exacto. Ni más ni menos
– Y qué pasa en ese caso, uno con el sesenta y otro con el cuarenta?
– Una vez terminada la sucesión e inscripta la propiedad a nombre de los dos queda lo que se llama “condominio”, que es la situación en que una propiedad tiene más de un dueño. En ese caso cualquiera de los dueños puede pedir su parte y de no llegarse a un acuerdo, y siempre hilando muy pero muy fino, se podría llegar a un remate. De todos modos…
– Perdón, pero entonces mi hijo estaría obligado a repartir la propiedad inmediatamente?
– A eso iba. Si Ud. no deja testamento, sí. La ley le reconoce a los herederos el derecho de cobrar su parte sin tener que esperar que se den ciertos plazos o se produzcan determinadas condiciones. Sin embargo, existe la posibilidad de que Ud. imponga a los herederos, por testamento, una indivisión forzosa, es decir, la imposibilidad de que repartan la propiedad, al menos por un tiempo
– Cuánto tiempo?
– La ley permite hasta diez años
– O sea que si pasara lo peor, aún en el caso de que mi marido tuviera finalmente derecho a una parte, no sería más que el 40 % y no podría reclamarlo judicialmente
– Tal cual…por diez años; después, sí, por supuesto
– Está bien. Y mi hijo se podría seguir quedando en la casa, o mi marido podría hacerle juicio para sacarlo?
– Aunque es una situación jurídica medio vidriosa, me atrevería a decirle que su marido no podría iniciarle un juicio para sacarlo porque existiendo una indivisión testamentaria en el medio que impida un remate no tiene mayor sentido. Lo que sí podría pasar, siempre siendo muy pesimistas y muy detallistas, es que su marido pretenda que se le pague una especie de alquiler proporcional y le fijen el equivalente al 40 % de un alquiler…Aunque…
– Aunque?…qué?
– Existe una figura jurídica muy poco usada, que es el usufructo por testamento. Alguna vez escuchó hablar de usufructo?
– Me suena, pero en verdad no sé que es?
– Para hacerlo simple, es una figura jurídica mediante la cual una persona puede actuar casi como si fuera la dueña de una propiedad, pero sin serla. Puede vivir, puede alquilarla y cobrar los alquileres, puede hacer reformas siempre que no alteren la esencia de la propiedad, etc., pero sin ser dueña. El dueño de la propiedad es otra persona. Es una figura muy usada por gente que quiere evitar sucesiones futuras, poniendo la propiedad a nombre de sus hijos, pero reservándose el usufructo. Ese mecanismo a mí personalmente me genera algunas dudas, pero esa es otra historia. En lo que nos importa a nosotros…
– Eso…
– …se puede dejar el usufructo por testamento. Es una figura muy rara, ya que generalmente los usufructos se hacen entre personas vivas, pero existe en la ley y es válida. Lo que podemos hacer acá es dejarle a su hijo el usufructo de la parte sobre la que finalmente no resulte propietario
– Ah, me encantó! Entonces dejamos totalmente afuera a mi marido!
– No se lo puedo asegurar por una fineza jurídica
– Cuál?
– Por un lado, la ley permite hacer un testamento con usufructo, como le dije; por otro, le reconoce a los herederos el derecho de cobrar su parte en forma inmediata e incondicionada, como también le decía recién
– Y acá qué tiene que ver?
– Que ante un eventual conflicto, su hijo se apoyaría en el testamento para reclamar el usufructo, pero su marido podría argumentar que eso significa la imposibilidad de cobrar su parte, al menos mientras dure el usufructo, lo que viola su derecho a cobrar de inmediato. Aunque no es una figura jurídica muy usada la que estamos evaluando y no se ha dado esta discusión en la Justicia, al menos que yo sepa, si se llegara a dar, casi con seguridad ganará su marido
– Si, pero igual lo obligamos a hacer un juicio, que le va a llevar tiempo y plata
– Si, pero cuidado: si finalmente gana el juicio su marido va a haber una serie de gastos del juicio y honorarios de abogados que va a tener que pagar su hijo por haber perdido
– Ajá…
– Muchas veces se descuida el tema de los honorarios, pero hay que tenerlo siempre en cuenta
– Está bien. Estoy pensando y se me ocurre…llegado el caso, puede renunciar mi hijo al usufructo?
– Por supuesto
– O sea que si mi hijo está a tiempo de renunciar, no necesariamente lo estoy condenando a un juicio, pero a mi marido sí
– Visto de esa manera sí…la quiero en mi equipo, Florencia, eh!
– Ja! Bueno, entonces pongamos todo, y que al momento de la verdad mi hijo decida lo que mejor le parezca
– Bueno. Tenemos entonces el 20 % más la indivisión más el usufructo
– Eso mismo.
– Todo eso siempre que no se presente en la sucesión su marido
– Claro, sí
– Bien. Vamos a poner en el testamento todo eso más lo que hablamos hoy sobre la prueba del concubinato de su marido
– Perfecto, pero cómo se hace un testamento? Cómo seguimos ahora?
– La forma más segura, y la que yo recomiendo, es una escritura que luego se inscribe en el Registro de Testamentos, y como en el trámite de la sucesión se pide obligatoriamente informe a ese Registro, no hay forma de que su hijo no se entere. También es la más cara, debo decirlo…
– Y ése informe se lo dan a mi hijo?
– No, se pide judicialmente y se agrega en el expediente
– Y lo lee el juez?
– En teoría sí
– Y podría pasar que si el juez ve el testamento decida citarlo para que se presente?
– Y…ssí
– O sea que quizás lo estamos llamando. Si no se presenta y no hay testamento sale redondo, pero si no se presenta y hay testamento nosotros mismos la estamos complicando
– Definitivamente la quiero en mi equipo! Tiene razón, no lo había pensado. Hay otras dos formas de testamento: una es escribiéndolo en una hoja cualquiera y entregándola en sobre cerrado a un escribano en presencia de cinco testigos….
– Cinco?
– Je…si. Cosas de la ley. Acá si uno es hijo único y medio tímido está en el horno
– Je! Hay que salir a buscar testigos. No me convence del todo porque tampoco quiero hacer tanto lío; no quiero que cinco personas se enteren de todo esto. Qué otra forma hay?
– El llamado testamento “ológrafo”. Es el escrito de puño y letra del propio interesado, en éste caso, Ud. Tiene la ventaja de que es totalmente gratis y no necesita testigos, pero es el más inseguro. Puede perderse, lo pueden robar, se puede estropear…qué se yo!
– No importa, hagamos eso. No me preocupan esos temores porque yo sé que si se lo doy a mi amiga lo va a guardar muy bien y va a ser muy prudente para manejarse.
– Bueno…esperemos que su amiga no se muera antes…
– Ay, doctor! Tanto hacer testamentos y termina matando a todo el mundo!
– Je! Perdón, pero quise graficar la inseguridad que tiene esta forma. De todos modos, si a Ud. la convence le damos para adelante.
– Bárbaro. Si le parece, vaya redactándolo y yo después lo grabo y lo paso a mi compu para imprimirlo
– No, no, no. Es absolutamente necesario que la totalidad del testamento esté escrito por Ud. de puño y letra, más la fecha y la firma. Si falta alguno de los tres requisitos, el testamento es nulo y pierde todo valor jurídico.
– Qué quisquillosos qué son! Si es lo mismo! Mientras no queden dudas que lo escribí yo, por qué tanta vuelta?
– Totalmente de acuerdo con Ud. Para mí, cualquier forma en que se exprese la voluntad de una persona, y siempre que no hubiera duda de que esa expresión es auténtica, debiera ser válida como testamento; pero una cosa es mi opinión y otra la ley …No se me olvide entonces de escribirlo de punta a punta, fecharlo y firmarlo
– No hay problemas. Cuando paso?
– Mmm…el miércoles de la semana que viene
– Ok. Nos vemos doctor…
– La espero Florencia…
Otra vez estaba Florencia con emociones ambiguas, entre la sensación de haber puesto manos a la obra con un tema muy importante de su vida, y la angustia de no poder sentir que había dejado las cosas completamente arregladas para su hijo. Pero por otro lado, su oscilación emocional era distinta a la que tenía antes de la consulta. Ahora no se trataba de volverse loca pensando que haría su marido en el futuro y cómo quedaría su hijo. Casi mágicamente había dejado de molestarse por eso. Ahora su perturbación pasaba por terminar de aceptar que su situación jurídica permanecería irresuelta de por vida, en lo que al estado civil se refiere. No es que antes no lo supiera, pero su negación inicial, el paso del tiempo y las nuevas responsabilidades le habían impedido racionalizarlo. Quizás ahora, obligada por las circunstancias, tendría la posibilidad de madurarlo más serenamente y terminar de resolver internamente su viejo conflicto. Aunque íntimamente el divorcio nunca había sido una opción, y había escuchado las opciones del abogado por delicadeza, la charla le había servido para exteriorizarlo y tener, ahora sí, la certeza consciente de que debería vivir el resto de su vida “casada pero separada”. Y de paso, y por aquello de que toda crisis es una oportunidad, tenía ante sí la posibilidad de dejarle “los papeles ordenados” a su amado Adrián. Y no sólo los legales. Ya que debería escribir un testamento de puño y letra, escribiría también una carta personal a su hijo, tratando de explicarle lo explicable y lo inexplicable. Confiaba en poder tener una, o varias, charlas a corazón abierto con Adrián cuando fuera mayor y responder todas sus preguntas Y confiaba también en que, al igual que el testamento, no fuera necesario entregar esa carta, pero si se fuera de éste mundo sin previo aviso y antes de aquellas charlas, y ya que estaba dejando en orden los papeles, haría dos por uno. Testamento y carta. Sí señor. Y poco a poco sus fluctuaciones emocionales se iban aplacando, quizás por esa extraña sensación que causa el saber que se está en un dilema, pero que se lo está resolviendo. “Al miedo se lo vence con acción” leyó alguna vez en algún lado. Ahora lo entendía mejor que nunca …
– Cómo le va, Florencia? Adelante, pase
– Cómo anda, Pericles? Yo aquí, firme y ansiosa para ver lo que me preparó
– Aquí tiene. Está escrito en primera. Puede cambiar después cuestiones de estilo pero sin alterar lo jurídico. Léalo tranquila y pregunte lo que quiera
– Gracias. A ver…
“Yo, Florencia….., en pleno uso de mis facultades mentales y habiendo sido debidamente asesorada, redacto el presente testamento disponiendo lo siguiente:
Primero: Con fecha… de ……. del… contraje matrimonio con …., de quien me separé de hecho aproximadamente un año después, no habiéndose realizado nunca el divorcio vincular, no existiendo a la fecha declaración sobre culpabilidad a los efectos sucesorios que pudieran corresponder sobre mi patrimonio.
A pesar de dicha inexistencia, y a todos los efectos jurídicos que pudieran corresponder, manifiesto que el causante de la separación de hecho fue el susodicho, por haberse negarse a asumir su responsabilidad sobre Adrián y haber hecho abandono voluntario de sus obligaciones maritales y paternales.
Segundo: Sin perjuicio de lo dicho en el punto anterior, y a los efectos de que se declare la pérdida de la vocación sucesoria sobre mi patrimonio que pudiera invocar el nombrado, y en los términos del art. 3574, tercer párrafo del Código Civil argentino, informo que el mismo vivió en concubinato con la Sra…, con la cual tuvo dos hijos, de nombre…….y ……… A los fines probatorios informo que los mencionados concubinos vivieron por lo menos un tiempo en el edificio de calle….., además de entregarle a mi amiga …… en éste acto, y junto a éste testamento, una foto de los citados concubinos y sus hijos, para el caso que pudiera resultar pertinente.
Tercero: Independientemente de lo dispuesto en los puntos anteriores, y para el único caso en el se le reconozca judicialmente algún derecho patrimonial al Sr. …. sobre mi sucesión, lego toda mi parte disponible a mi hijo Adrián.
Cuarto: Para el único caso en el que se reconozca judicialmente algún derecho patrimonial al Sr… sobre mi sucesión, y simultáneamente a lo ordenado en el punto anterior, impongo la indivisión de los bienes hereditarios que pudieran existir por un plazo de diez años, conforme lo dispuesto por el artículo 51, primera parte, de la ley 14394.
Quinto: Para el único caso en el que se reconozca judicialmente algún derecho patrimonial al Sr. …. sobre mi sucesión y que ello derive en la cotitularidad registral de la parte indivisa de algún bien inmueble, y simultáneamente a lo ordenado en los dos puntos anteriores, constituyo derecho real de usufructo sobre dicha parte a favor de mi hijo Adrián, en los términos del artículo 2815 del Código Civil argentino.
Sexto: El presente testamento deberá ser inmediatamente entregado a mi hijo Adrián o a su representante legal en el eventual caso de que el Sr…. se presente judicialmente a formular algún reclamo patrimonial sobre mis bienes hereditarios.
Séptimo: Todo lo dicho en el presente testamento debe ser interpretado en el único sentido de excluír totalmente al Sr… de mi sucesión, por haberme ocasionado a mí y a mi hijo profundos daños morales y psíquicos, considerando por mi parte que su sustracción a sus deberes de esposo, pero especialmente de padre, constituyeron un comportamiento absolutamente incompatible con el derecho a cualquier vocación hereditaria que pudiera pretender sobre mis bienes hereditarios. Consecuentemente, todo lo dicho en el presente testamento debe interpretarse en el sentido de que mi hijo Adrián resulte único heredero y titular en mi sucesión.”
– Ufff…tiene partes muy técnicas, pero las que pude entender me gustaron mucho, especialmente al final, donde queda bien claro al que lo lea que a ese turro lo quiero afuera
– Je…
– Dígame, el primer punto, en el que yo digo que el culpable es él, tiene valor jurídico? No es palabra contra palabra?
– Ni. Es cierto que es una manifestación unilateral suya que no prueba nada de por sí y que de todos modos se puede dar la discusión que contamos hoy sobre la prueba. Pero por otro lado, también es cierto que ese texto, junto al último punto, le van a permitir al juez, interpretar claramente el testamento en su favor, además de que, al ser una cuestión opinable, puede ocurrir que algún juez que en su fuero íntimo tenga una posición no muy favorable a su hijo, termine adoptando una distinta, convencido por razones de justicia que surgen de la contundencia de sus palabras
– Está bien. Igualmente era una duda medio tonta, porque no cambia nada. Lo que sí, me parece muy técnica la redacción. Muchos números de artículos y leyes, no le parece?
– Y…sí, pero de esa manera le damos precisión jurídica
– Pero va a estar escrito con mi letra y se van a dar cuenta de que no fui yo
– Sí fue Ud. No se equivoque. La ley exige que lo escriba Ud., pero no que no se asesore con nadie. Al revés, generalmente, por no decir casi siempre, cuando alguien hace un testamento es porque se asesoró. Incluso si se fija de nuevo, al principio puse, justamente, “debidamente asesorada”. Por eso, no hay ningún problema.
– No sé….
– Bueno, si quiere le podemos agregar una aclaración, para que se quede tranquila
– Ah, mejor
– Un puntito que diga algo así cómo: “el lenguaje técnico del presente testamento obedece al asesoramiento recibido, habiéndoseme explicado perfectamente las consecuencias jurídicas del mismo, prestando total conformidad a las mismas por reflejar mi voluntad”
– Perfecto! Ahora sí, me quedo más tranquila
– Bien…
– Otra cosa, no sé si queda claro que es todo junto, es decir, el 20 %, la indivisión y el usufructo. Tengo miedo que le digan que tiene que elegir entre una de las tres
– No, para nada. Por eso puse “simultáneamente a lo ordenado en el punto anterior”. Además, ninguna de las figuras es incompatible entre sí, pero si quiere lo ponemos en un puntito aparte…total, la que va a escribir es Ud.
– Si, je…mejor
– Le parece “lo ordenado en los puntos tercero, cuarto y quinto deberá aplicarse conjunta y simultáneamente”?
– Está bien
– Algo más?
– Sssi, a ver…Acá Ud. dice que el testamento se le debe entregar a mi hijo si el padre se presenta a reclamar “judicialmente” su parte
– Si, es lo que hablamos..
– Si, pero que pasa si mi ex empieza con amenazas verbales o carta documento? Mi hijo no tendría el testamento hasta que no empiece el juicio y se perdería la posibilidad de parar la bronca de entrada, en alguna negociación extrajudicial y sin necesidad de juicio
– Muy bien pensado! Tiene toda la razón del mundo. A éste ritmo, la voy a terminar asociando…
– Ja!
– Vamos a ponerlo así: para el eventual caso de el Sr…”manifieste de cualquier forma su voluntad de formular algún reclamo patrimonial sobre mis bienes hereditarios.”
– Impecable…puedo una última cosita?
– Las que quiera
– No sé si es muy ortodoxo…
– A ver…
– Cuando venía para acá se me ocurrió algo. Ya que le dejo a mi amiga una foto de mi ex y su familia, por qué no dejarle una foto mía con el testamento en la mano, para que no digan que es falsificado ni ninguna otra chicana? Total, la saco con mi celular…
– No está mal. Nunca lo escuché, pero no veo objeciones. Está bien, pero no hace falta ponerlo en el texto, se la dá a su amiga y listo.
– Buenísimo, quería sacarme la duda. Bueno, doctor, me encantó; le doy la mitad ahora y la otra el mes que viene, cómo habíamos quedado?
– Perfecto. Gracias
– No, gracias a Ud. Encantada de conocerlo y cualquier cosa lo tengo en cuenta
– Por lo que ví hoy, me parece que yo a Ud. también…
– Ja, ja
Muy satisfecha. Así se podía decir que se sentía Florencia. Sin poder sentirse plenamente feliz, porque para ello tendría que haber tenido un marido que se precie de tal y la vida se lo había negado, ahora sentía el inconfundible sabor del deber cumplido. La vorágine emocional en la que había entrado desde aquél día de la charla con sus amigas, dio paso a un estado emocional bastante cercano a la paz interior. Ahora podía decir, sin miedo a mentirse a sí misma, que había resuelto su embrollo interno y se había aceptado. Siempre pensó que resolver un conflicto significaba encontrarle una solución, pero ahora se había dado cuenta de que también podía resolverlo, paradójicamente, renunciando a buscarla. Y aceptándolo. Eso. De la aceptación se trataba. Desde los libros de autoayuda hasta las religiones más o menos desconocidas, propugnaban la aceptación de uno mismo y sus circunstancias, y eso era lo que Florencia había conseguido con éste incidente. O para ser más precisos, la autoaceptación es lo que ahora se daba cuenta que le había faltado antes, incluso sin saberlo. No se trataba de vivir negando su desagradable pasado, como si la vida fuera a arreglarlo milagrosamente. Al contrario, se trataba de reconocerlo y actuar positivamente en consecuencia. Y eso había sucedido. A partir de ahora podría ir por la vida sin la pesada carga de ocultar su historia, que hasta ayer la avergonzaba y ahora no. No tendría que sufrir más deseando que nadie le pregunte por el padre de Adrián, ni haciendo fuerza para cambiar de tema o mostrarse cortante. No más. De lo que se trataba era de prevenir, en lo posible, las consecuencias negativas de su pasado, y, también en lo posible, de evitarlas. O al menos, minimizarlas. Y eso había hecho. Definitivamente. Le había dejado a su amado Adrián todo resuelto, dentro de lo posible. Cierto era que la mejor opción hubiera sido el divorcio. Tan cierto como que su hijo entendería porque no lo hizo cuando ella le explique sus motivos. O cuando lea la carta que le dejaba con el testamento, si el destino adelantaba sus planes. En todo caso, algo era seguro: nadie podría negar nunca que había hecho todo lo posible para resguardar a su hijo y no había dudas que Adrián así lo entendería. Y algo más había cambiado en su vida. Muy importante. Más de lo que pudiera pensarse desde afuera. Desde ahora, no le tendría más miedo a las salidas inofensivas…
febrero 10, 2013 a las 5:23 am |
No hay nada absoluto, todo es relativo. Bajo está lógica, no creo que fuese un problema el ser hijo único. La mayor parte de los hijos únicos que yo conozco confiesan no haber tenido problemas en el transcuro de su vida. Todo depende de la educación que reciba en el seno de su hogar. Es más, un buen número, por el hecho de ser únicos, reciben toda la atención y dedicación de sus padres.
marzo 19, 2013 a las 10:04 pm |
La verdad que excelente Ramiro. La claridad es increible. felicitaciones
diciembre 28, 2013 a las 4:08 pm |
La verdad muy bien explicado, pero no me convence el haber puesto algo tan valioso como un testamento en manos de otra persona, aunque esa persona sea de de confianza total, nunca se sabe, en fin yo no lo haría.
junio 1, 2014 a las 5:06 am |
crack, como vuela esa imaginacion, o realidad??? ja abrazoooo
junio 14, 2014 a las 8:43 pm |
Excelente. me identifique en el énfasis que pone la madre en los puntos que se van presentando, le van surgiendo las ideas.
tengo un caso similar en algunos puntos, que me gustaría saber.
Muchas gracias por la claridad en la redacción en sus conceptos.
saludos estamos en contacto.