Ya explicamos en algún artículo anterior cómo se reparten los bienes de un fallecido entre los herederos, pero nos queda por explicar cuál es la parte que una persona puede dejarle a terceros no herederos, lo que se hace mediante una de las más poderosas y olvidadas herramientas de planificación sucesoria y familiar: el testamento.
Básicamente, un testamento es un escrito mediante el cual una persona decide qué debe hacerse después de su muerte, especialmente en el aspecto patrimonial (aunque tiene también otras utilidades que vamos a comentar).
Aunque lamentablemente en nuestra sociedad no es muy utilizado, y solemos verlo únicamente en las películas americanas, puede ser sumamente útil, más aún con los grandes cambios experimentados por nuestras estructuras familiares.