Todos hemos escuchado -o dicho- alguna vez ésta frase.
O su prima hermana: “le hicieron firmar”.
No deja de sorprender la gran cantidad de personas que utilizan algunas de estas expresiones para explicar o justificar determinada conducta o reclamo, o incluso para culpar a otra persona.
“Mi ex me hizo firmar un poder”
“Mi sobrino le hizo firmar “algo” a mi abuelo”
“Mi cuñado le hizo firmar “un papel” a mi hermana”
“El escribano me hizo firmar en algún lugar de la escritura”
“El abogado me hizo firmar no se qué escrito”
Variantes de estas frases sirven para explicar casi todos los conflictos, especialmente los familiares.
Al punto que admite casi todas las conjugaciones (“Me”, “te”, “le”, “nos” o “les” hicieron firmar).
Por supuesto, nunca escuché a nadie decir “le/les hice firmar”.
Lo cierto en todo este tema es que, más allá de que pueda resultar más o menos gracioso, resulta revelador de la gran tendencia a no responsabilizarse de los actos propios.
Por eso creo interesante destacar que estas expresiones, jurídicamente hablando, nunca se pueden aceptar como argumento.
Para la ley -y para el sentido común, agrego- los actos jurídicos se presumen libremente firmados por las personas.
Consecuencia lógica de ello es que conserven todo su valor jurídico, incluyendo las acciones judiciales que pudieran surgir de sus textos.
Nuestra ley nos dice que todos los hechos humanos son voluntarios cuando son hechos con “discernimiento, intención y libertad”.
Dicho al revés, sólo podrá decirse que un hecho no fue voluntario, y en consecuencia no generarán ninguna obligación, si se demuestra que no hubo “discernimiento, intención y libertad”.
Ya puedo imaginar algún lector envalentonándose y pensando “la tía no tenía discernimiento cuando firmó el testamento” o “yo no tenía intención cuando firmé el poder” o “mi padre no tenía libertad cuando firmó la escritura”, etc.
Lamento ser aguafiestas, pero aquí es necesario aclarar algunos puntos.
En primer lugar, como la ley presume que los actos son válidos, el interesado en demostrar lo contrario es el obligado a probar su posición y no al revés.
Esto significa que si alguien quiere probar que “el tío no sabía que firmaba un poder”, le corresponde a ese alguien probar el supuesto desconocimiento del tío.
Esta aclaración puede resultarle obvia a algunos, pero se sorprenderían de la cantidad de gente que, después de que uno le explica que los actos se presumen válidos, reacciona con un “y bueno…que lo pruebe…que demuestre que el tío sabía que es un poder!”.
Por otro lado, hay una cuestión muy interesante para comentar en este tema.
Lejos de lo que se pudiera suponer, muchas veces la convicción de que a una persona “le hicieron firmar” no se basa tanto en cuestiones de salud, sino en contextos familiares.
Es así como uno tiende a pensar que si “el tío no sabía que firmaba un poder” es porque estaba senil (o, para ser más técnicos, “gaga”); sin embargo, la mayoría de las veces la argumentación no viene por el lado de la salud, sino por el lado del también famosísimo “le lavaron el cerebro”.
No por repetida deja de ser una expresión asombrosamente equivocada.
La mayoría de las veces se cataloga de “lavado de cerebro” una situación que simplemente no nos gusta o nos resulta desfavorable.
Eso explica que cuando alguien dice “papá le dejó el negocio a mi cuñado porque le lavó el cerebro” quizás lo real sea que “papá consideró a mi cuñado más idóneo” o incluso, y más doloroso aún, “papá consideró a mi cuñado más confiable”.
Me permito ir más allá: aún en el caso en que una persona haya firmado determinado documento porque efectivamente “le lavaron el cerebro”, debemos respetarlo.
Podemos enojarnos y putear a los cuatro vientos pero debemos comprender que jurídicamente no sólo no podemos hacer nada, sino que es correcto que así sea.
¿Pueden imaginar un sistema jurídico en el que una persona pueda reclamar derechos o exigir obligaciones argumentando que alguien “le lavó el cerebro” a otro alguien?
Claramente sería algo cercano al Far West.
Más allá de las razones psicológicas que pueda tener una persona, y que pueden ser totalmente atendibles, hay que actuar con lógica jurídica y comprender que la ley y la Justicia actúan en base a pautas objetivas y externas, a diferencia de los aspectos subjetivos e internos, en los que reinan otras disciplinas pero no el Derecho.
Sin ánimo de exculpar demagógicamente a las personas que se niegan a asumir sus responsabilidades y la realidad de los hechos, no quiero dejar de mencionar mi impresión de que gran parte de los conflictos se generan por la legislación excesivamente intervencionista que tenemos.
Leyes que nos dicen que hacer con nuestro patrimonio y con nuestra familia terminan generando confusiones y tensiones que inevitablemente redundan en reclamos de todo tipo, que en sociedades más libres y respetuosas del individuo no existen.
Si algún mensaje me gustaría transmitir a partir de este artículo, sería la importancia de aceptar los hechos y la realidad tal como son y de asumir nuestras responsabilidades individuales (soportando las consecuencias de lo que firmamos y lo que otros firmaron) y tomar conciencia de los perniciosos efectos de las desmedidas interferencias de nuestra ley.
Y si con todo lo dicho aquí logré hacer reflexionar algo a alguien, estaré más que satisfecho.
Hasta la próxima…
noviembre 3, 2010 a las 10:59 pm |
Yo te voy a decir qué es que te hagan firmar algo:
Entrar a una concesionaria de autos como quien entra a un local de ropa para «ver que onda», y que un tipo se te ponga en frente y te dé la mano de una forma muy expresiva a la cal uno no se va a negar.. claro … si solo se trata de un saludo cordial. Pero después de eso, dicha persona, no se puede decir que «te ofrece» que tomes asiento, sino que directamente te empuja al asiento que con la otra mano te pone en frente, y uno se queda algo impresionado, pero aún así todavía no se resiste, ya que no es más que sentarse en un simple asiento. A partir de ahí te pasan a explicar, dibujar, ocultar, engañar, etc, etc, etc… sobre los «increíbles» precios, que «solo por hoy» y por tu linda cara y porque «nos caíste bien cuando entraste», te ofrecen. Uno se limita a contemplar con cierto asombro y se guarda para adentro la gracia que le causa el speech preparado que le suelta el «vendedor» de turno. El problema real empieza, cuando ya pasan 10, 15, 20 minutos, y el interlocutor sigue, sigue, y sigue hablando y hablando, cosas que ya ni entendemos porque a los 5 minutos ya dejamos de estar interesados levemente en el auto o en la promoción que nos llamó la atención al entrar, y que después comprobamos la cantidad de desventajas con la que en realidad cuenta, y empezamos a diseñar una estrategia para cordialmente poder agradecer y salir del lugar al que nos metimos, cosa que se torna por demás complicada y empezamos a ver bien difícil, ya que en ése mismo momento en el que amagamos a empezar a dar por concluida la «charla», se acercó otro «muy simpático» personaje, que por atrás nos agarra la silla, ya directamente bloqueandonos la salida, ya directamente diciendo, «de acá no salís ni aunque quieras», y ya nos está haciendo perder el tiempo de forma considerable, y siendo muy asquerosamente rudo detrás de esa máscara de tipo buena onda que se ponen…
Obviamente esto es recién el comienzo de algo que ni por asomo esperábamos, ni teníamos intención, ni discernimiento, y al fin y al cabo ni libertad genuina de hacer…
En un rato prosigo con el relato… (Continúa)
diciembre 1, 2010 a las 12:48 am |
Mucho antes de leer esto habia caido en cuenta lo importante que es aceptar nuestros actos y asumir la responsabilidad de estos cuanto una situacion como la expuesta se nos presenta… para contar y que quede de experiencia hace unos años conoci a los que fueron mis jefes por 6 años y por medio de ellos otra persona la cual tiempo despues encontrandome yo enfermo llego a mi casa a buscarme para que le hiciera un favor y lo acompañara a una diligencia argumentando solamente que no queria ir solo ya que era en otra ciudad y con esto se ofrecio a comprarme los medicamentos necesarios para que me sintiera mucho mejor y despues de rogarme por mas de una hora acepte con la condicion que regresaramos temprano y sin dudar dijo que si…. durante el camino hablo de todo menos de lo que hiba a hacer en ese lugar y cuando llegamos me pidio esperarlo en el auto diciendome que no se tardaba. recuerdo que entro en una oficina porque el rotulo que da a la calle decia el nombre de un bufet de abogado y no le tome mucha importancia pero al cabo de 3 horas y resto aproximadamente salio con cara de que todo le habia salido mal y me dice » CHAMO» tu eres el unico que puede salvarme y me conto resumidamente que estaban esperando «UN TESTIGO» para hacer el traspaso de un auto pero este no llego y que necesitaba que yo figurara como este testigo para poder cerrar el negocio y que estaba con mucha prisa porque la licencia estaba con apuro y tenia que irse… por supuesto que mi respuesta fue NO. NO. NO… y el me dice que si no hace este negocio no podemos irnos ya que era muy importante y me decia que porque razon no le ayudaba si eso no significaba ningun problema si no solamente era firmar un acta y nos hibamos rapido y pues seguia insistiendo… como me sentia bastante mal y aun no tomaba nngun medicamento el corrio a la farmacia trajo algunas cosas que le recomendaron y despues de darmelas me propuso un trato de entrar a la oficina de la abogada y si no me parecia lo que ella me decia nos hibamos… al entrar la abogada me dijo que era para un traspaso como testigo y que solo tendria que firmar su protocolo que ya todo lo demas estaba listo y cuando me dispuse a leer comenzaron a presionarme con la hora y que no tenian mas tiempo que firmara y nos hibamos. no alcance a leer ni 4 lineas… ahora 6 años despues tengo una demanda PENAL por uso de documento falso, falsedad ideologica y estelionato… tengo audiencia preliminar dentro de 3 meses y todas las pruebas apuntan en mi contra. La persona que me metio en esto se fue del pais ya que es venezolano y parece que estafo a unas cuantas personas…. no se como me vaya en el Juicio solo estoy dispuesto a asumir mi responsabilidad aunque firme bajo mucha presion… pero para que estas cosas no nos agarren de esta forma es sobrado decir que jamas debemos firmar nada sin antes leer y mucho menos bajo presion a menos que te apunten con un arma.
diciembre 1, 2010 a las 12:54 am |
olvidaba decir que lo que «ME HICIERON FIRMAR» era un poder donde yo hacia la venta del auto a otra persona …. pero claro que de eso me vine a dar cuenta años despues cuando recibi mi primera notificacion….
SALUDOS