Debo confesarles que en medio de los muchísimos festejos por el Bicentenario del país me siento personalmente un poco confundido.
Viendo, leyendo y escuchando todos lo que se dice estos días pareciera que debo preguntarme si realmente soy argentino.
Pertenezco al noventa por ciento de los argentinos que nunca bailó malambo, folclore o tango y soy uno más de los millones que cotidianamente escuchamos música extranjera o nacional con influencia extranjera.